Es poco frecuente ver, en este mundo alocado donde vivimos, cocinas que valoren tanto la ética como Biko. Desde el inicio, el restaurante advierte que no les interesa una gran masa de comensales ni de hacer de la comida sólo combustible. La razón de ser de Biko es ofrecerte la experiencia completa de degustar un plato con todos sus sabores llevados al máximo nivel a través de diferentes técnicas, algunas de ellas, minimalistas, que te harán saborear los platillos de siempre con otro paladar.

Su salón cuenta con capacidad para 50 comensales así que no esperes un bullicio de gente a tu alrededor hablando de fútbol, espera más bien, una atmósfera sosegada y exclusiva, plena de murmullos y risas discretas.

La carta está hecha especialmente para que vayas con todo la confianza del mundo, porque si bien son pocos platillos, lo cierto es que cada uno está hecho con esmero y amor. Nosotros recomendamos el menú degustación, es nada menos que un recorrido por las especialidades del restaurante.

Wagyu especiado en frío con raíz fuerte, callo de hacha, papaya y alcaparra, sopa quemada de maíz, codorniz, trufa, alga y aceituna, son algunos de los platillos que puedes probar aquí. Todas las opciones traen una recomendación breve de maridaje, lo puedes pedir con un costo extra. El gusto de Biko oscila entre lo tradicional y lo moderno, por eso te ofrecen especiales del hoy y del ayer. Si eres de la onda vanguardista, pide una ensalada de codorniz, café y aceituna: un plato robusto para paladares que adoran el sabor fuerte. Si la nostalgia es lo tuyo, pídete un pescado del día a la plancha con refrito de mariscos: super rico, ultra fresco y más que tradicional.

Para cerrar con broche de oro, pide un pastelito de praliné de avellana y café con espejo de cacao, sin duda que algo así no deja indiferente a nadie.

Nota: el restaurante está por mudarse, en cuanto conozcamos la nueva dirección te la contamos.