Si, literalmente, buscas comida de altura, Bellini está ubicado en la cima del WTC. Ofreciendo la mejor vista de la ciudad.

En la cima del World Trade Center, el Bellini recibe al cliente con música de piano y gigantes crustáceos (especialidad de la casa) que nadan en el agua minutos antes de aterrizar al platillo. Éste es el caso de la Langosta Thermidor, que, con su cuerpo de más de un kilogramo, permite que los champiñones naden, ya sea en una salsa de crema y queso o en la frescura de un rebosante cilantro.

Si el paladar anda con exigencias más extremas, los Camarones al Chile-Ajo pueden ser una buena opción. El suave sabor de la carne de este crustáceo absorbe plenamente el condimento y acompaña a una guarnición de finas rebanadas de papa al horno con crema y crujientes tiras de camote frito.

Mientras se experimenta esta experiencia gastronómica el restaurante gira sobre su propio eje a una velocidad de un metro por minuto, así que el comensal podrá empezar con una vista del Castillo de Chapultepec y terminar con la majestuosidad del Ajusco. Los más sensibles bien podrían acompañar su “viaje” con un Dramamine, de lo contrario, el mareo podría hacerlos sentir a bordo del Titanic.

El Bellini es muy recomendable para quien quiere estar tranquilo y comer sabroso con platillos sofisticados que bien pueden hacernos olvidar cualquier mareo, aunque en realidad el movimiento del restaurante es casi imperceptible y no llega a molestar.