La historia del Bellinghausen se cuenta en varios episodios a lo largo de más de 100 años y su menú prácticamente no ha sufrido modificaciones. Hay varios favoritos y no sólo por su sabor, sino también por su historia pues te encuentras con platillos creados por uno que otro cliente asiduo.

Tal es el caso del filete Chemita, tan clásico que incluso Francisco I. Madero y Emiliano Zapata llegaron a ordenarlo. Todo comenzó cuando un comensal le dijo al mesero que traía ganas de comer el corazón de la caña del filete, “selladito” por fuera y rojo por dentro, bañado con jugo de carne y mantequilla y de guarnición puré de papa y cebollitas a la francesa.

Asimismo está el filete de pescado “Rodrigo”, plato que consiste en un róbalo a la plancha salseado con cebolla, cilantro y Maggi. El resto es historia. Presumen de no tener chefs y funcionar con mayoras: gente que trabaja en su cocina desde hace muchos años y no necesita de recetas para saber qué necesitan los platillos.

Como ves, aquí todo es una cosa muy tradicional. En la carta se pueden encontrar platos que fusionan la gastronomía alemana y la española, con un toque de México. Como la salchicha Frankfurt o el chamorro con chucrut, picado, con cebolla y cilantro.

Prueba una de sus clásicas bebidas, el Mint Julep estilo Veracruz. Se prepara con hierba mascabada con azúcar, ron, jerez, oporto y gotas de angostura