La propuesta juvenil y más económica de la familia Bellinghausen en Polanco.
Bell Bistro es el nuevo integrante del grupo Bellinghausen / Casa Bell. Se instaló a principios de diciembre en el antiguo Sushi Groove, con una propuesta más juvenil y económica que sus tradicionales hermanos. El lugar no cambió mucho desde que cerró Sushi Groove: sigue la terraza cubierta por una carpa blanca con vista a Masaryk –muy agradable, con su piso de madera– y el bar atrás, redecorado con colores naranja y verde. La disposición del resto del restaurante tampoco cambió: el espacio es muy alargado y es justamente por eso que Bell Bistrot no logra recrear el ambiente típico de los bistrots. En la hora de la comida, lo frecuenta gente de las oficinas cercanas o grupos de amigos del barrio, mientras que en la noche se pueden ver grupos más jóvenes que vienen, sobre todo, a tomar una copa y botanas. Con respecto a su cocina, se siente la falta de experiencia, algo muy común en los nuevos restaurantes. Las sugerencias que aparecen primero en la carta son las de Casa Bell, mientras que los platillos fijos son más internacionales. Se proponen entradas de todos lados: ensaladas, sándwiches, carnes y pescados. Los tacos de camarones rosario llevan camarones salteados con cebollas, crema y chipotle y se sirven en una tortilla de harina con aguacate y frijoles. La consistencia crujiente de la cebolla se enlaza muy bien con lo espeso del fríjol y el sabor picoso del chipotle revela muy bien el conjunto. La hamburguesa griega no se destaca por su sabor. La carne molida está mezclada con perejil y cebolla, lo que le da un aspecto grueso y poco apetitoso. El pan Bimbo básico que la acompaña es demasiado blando. Tal vez el queso de cabra derretido sea lo único que levanta a este platillo. La bandeja de pasteles, al igual que en sus restaurantes hermanos, no es de lo más tentador de la carta: se ven tristes y sin brillo, así que mejor vete a comprar un helado Häagen Dazs en la tienda de abajo. Los meseros son muy serviciales e indican francamente que todavía están en un periodo de prueba, recomendando los platos que según ellos valen la pena. Por ahora, todo parece indicar que este restaurante va a ser más un lugar de botanas (que es lo que por ahora hacen bien) en la noche para acompañar una copa. Esperemos que el know how de Belinghausen les ayude a mejorar la calidad de sus platillos, ya que tienen que practicar para llegar al nivel esperado.