Burgerman ha probado alrededor 500 burgers en la Ciudad de México. No ha sido suficiente. Sigue en la búsqueda de LA hamburguesa perfecta. Puedes leer sus reseñas quincenales acá. En esta entrega: la hamburguesa de Bacon Bar & Tap Room.

Ya me siento en Navidad gracias al regreso de dos de mis favoritos burger joints que, por azares, tuvieron que cerrar pero que volvieron con bomba y platillo. Uno es Cajún Rustic Burgers y, el otro Bacon Bar, un templo que le rinde culto al tocino.

Antes de que cerrara, a finales del año pasado, estuvo en uno de esos mercados de comida en el corazón de la Condesa y, la verdad, creo que fue una joya desaprovechada; por eso suspiré de emoción cuando me enteré sobre su regreso triunfal en la Narvarte (que está viviendo un renacimiento gastronómico interesante, lejos de ser solo el refugio de los entusiastas del taco).

El enfoque de Bacon Bar & Tap Room es el tocino y eso me encantó; pero lo que me enamoró fue que su vehículo para transmitir ese amor por la delicia porcina son las hamburguesas. Burger + bacon = match made in heaven! y música para mis oídos.

Foto: Leo Pérez

Llegué al local amplio, sobrio y totalmente decorado con referencias al tocino. Me dieron la bienvenida presumiendo que ahora curan y ahuman el bacon in situ una vez por semana. ¡Increíble! Además, en esta encarnación, el restaurante también es un tap room con una amplia línea de cervezas artesanales de barril. Burger + bacon + beer = ¿necesito algo más? Lo dudo.

Ya había probado –y caído enamorado– de la Bacon Jam Burger: una hamburguesa con mermelada de tocino; pero me había quedado con las ganas de entrarle a la burger insignia, la Bacon Boos Burger, así que esa ordené. Se trata de 150 gramos de carne (mezcla secreta) con pan artesanal de masa madre (receta de la casa y maquila externa), queso Cheddar, salsa Honey Sriracha y una generosa lonja de tocino ahumado.

Mientras esperé me volví loco con los olores que inundaron el local (salientes del ahumador). Cuando llegó, ya no podía babear más. Es grande, rebosante y hermosa. Suspiré de emoción y, rápidamente, le hinqué el diente.

La carne, debajo de una cascada hermosa de salsa y tocino, está muy bien lograda: de gran cohesión, mucho sabor y buena cantidad de grasita. La salsa me sorprendió: ni muy dulce, ni muy picante, sabor justo. El tocino: en su punto. El pan: suficientemente panoso para aguantar el embate de grasa y salsa. El tamaño: bien.

Foto: Leo Pérez

Quizá el sabor de la carne podría ocultarse detrás de tanto tocino y salsa, pero aguanta. Así como va está perfecta, no necesita ni ketchup ni lechuga ni nada. Eso sí, es un desastre comerla con tanta salsa. Aquí cabría la posibilidad de que Bacon Bar & Tap Room ofreciera guantes de látex para comerla, aunque curiosamente casi no se resbala de las manos. Además, el sabor está tan bien balanceado que lo demás pasa a segundo plano.

Esta es una hamburguesa que hay que probar. Me da mucho gusto que haya regresado y yo regresaré pronto.

Bacon Bar & Tap Room
Foto: Leo Pérez

Bacon Bar & Tap Room

  • Dónde: Pedro Romero de Terreros 1353, Col. Narvarte
    Horarios: mar–mié: 15–22, jue–sáb: 15–02
  • Cuánto: $250-$300; tc: todas

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