Sus elegantes propuestas se encuentran entre lo contemporáneo y lo clásico y no, no hablamos del guardarropa de Yuri. El restaurante Atalaya, ubicado en Bosques de Reforma, es todo un deleite ideal para el desayuno, almuerzo o cena. La cocina que manejan es principalmente europea pero utilizan elementos locales como pocos restaurantes.

Las entradas te dejarán boquiabierto, pero recuerda que tienes que cerrar la boca y volver a abrirla y volver a cerrarla para masticar los alimentos. Todos odian la sopa fría…hasta que conocen la de aguacate acompañada con camarón, chile serrano y caviar de trufa.

En Atalaya, el cerdo juega un papel sumamente importante (no te preocupes, ningún político es inversionista): el carpaccio de manitas de cerdo en escabeche es un clásico que no defraudaría ni al más exigente paladar. Definitivamente los taquitos de pork belly son también una carta fuerte del restaurante. No obstante, si hablamos de puerco necesariamente debemos aplaudir el cochinillo que viene con un puré ligero y salsa martajada. La cocción es de aplaudirse.

También puedes encontrar otros platillos de gran sabor como el róbalo sobre el espejo de pipián, el aguachile negro con sandía y aguacate o la vieira con yema de huevo. Todo esto va muy bien con cualquiera de sus vinos. Y como dicen que una comida sin postre es como un día sin sol –eso estuvo súper cursi, olvida que leíste esto- cierra esta experiencia con un exquisito tartín de manzana.