Con un estilo bistró, casual y cálido aquí reciben a los amantes de la cocina de Oriente. Preparan comida fusión asiática (japonesa, china, vietnamita y tai). La carta es extensa, variada y para todas las edades, incluso hay menú infantil, para que los pequeños internacionalicen el paladar.

Para los adultos recomendamos el pato Pekín: pato laqueado y deshuesado que se filetea en la mesa para hacer unos tacos con salsa de ciruela, cebollín y pepino. También el pollo Hunan: trozos de pollo frito con una salsa especial y ajonjolí.

Para maridar los platillos, manejan unas ocho etiquetas que incluyen excelentes vinos de Casa Madero. El sake no puede faltar; hay dulces, secos y semisecos importados del país del sol naciente. Cuadros y figuras japonesas y chinas, que incluyen imágenes de Buda, contribuyen a crear el ambiente para que los comensales vivan toda la experiencia oriental.