A diferencia de la secretaria mañosa que acabamos de ver,
ésta es una verdadera joya. Siempre está sonriente y dispuesta a hacer lo que
está en sus manos para aligerar la chamba de los demás, nunca exige ni se queja
de nada (ni siquiera por que siempre trabaja horas extras). Lo mínimo que
merece es que la consientas mucho hoy, no seas marro y llévala a comer a
Puerto Madero, un lugar que ofrece
la misma calidad de servicio que ella aporta a tu empresa
. Y dale el resto de la tarde libre, ¡Que por lo
menos una vez al año no trabaje horas extras!

Te va a salir un poco caro, pero nada es lo suficientemente
caro para agradecer tantos años de un servicio inigualable.