La Pagoda: es de los lugares clásicos para desayunar en el
centro de la ciudad (con pinta de lugar de antaño), aquí hay que empezar con un
café lechero y cualquiera de sus paquetes de desayuno. Las porciones son
abundantes, típicas de la mesa mexicana.

El mexicano se glorifica de tomar de más y tener aguante, sin embargo la cruda es inevitable. Para curarla comer en grandes cantidades es la mejor de las soluciones. Cuando desayunes en La Pagoda recuerda de debes comer igual de lo que tomaste la noche anterior.