Es el lugar con pinta avenjentada, estilo chalet suizo que ruegas visitar en un día de frío (mucho mejor si tienes con quién acurrucarte). En La Caserrolle la especialidad es el fondue: blanco, rojo, de chocolate y otros favoritos de la cocina europea como la sopa de cebolla. El lugar es cálido, para los que quieren romancear a la vieja usanza.

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