Hace más de 27 años, Nacho decidió poner un puestito humilde de hamburguesas sobre la banqueta de la transitada avenida de las Fuentes, en Satélite. Su oferta se reducía la alternativa grande y la chica, que, si han pasado por estos rumbos, es un vil engaño: de chica no tiene nada. Se te agradece Nacho.

Así fueron pasando los años y un local se convirtió en dos sobre la misma banqueta. Cuando les quedó chico este rincón empezaron a expandirse hasta llegar hoy a tener diez establecimientos en diferentes puntos de la ciudad. ¿El secreto? No hay secreto, ingredientes y servicio de primera, es todo.

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La gente que viene a las burgers de Fuentes varía de familias a estudiantes preparatorianos, pasando por trabajadores y empresarios. Cada momento del día la Cabaña se encuentra repleta de caras diferentes inmersas en el humo que desprende el carbón de la parrilla. Hoy ya es un punto de reunión godinez a la hora de la comida y entre eso de las tres y cinco de la mañana puedes encontrar a los fiesteros de la zona norte y anexos culminando la fiesta con una “grande con todo”.

Para adaptarse al gusto del cliente y evolucionar, la era de grande y chica es historia; ahora tienen toda una selección que va de la de bocadito junior, a la premium hecha con ingredientes selectos y la monster, que como se imaginarán por el nombre, no es para andarse con rodeos.

Así que si se encuentran por los rumbos no duden en darles una visita. La maestría de “hamburgueseros” como Héctor, amo de la parrilla y Luis, titán de los condimentos, pueden encontrarla por las noches. Cuando vayan por Fuentes simplemente volteen a su derecha y cuando se acerquen a un local donde divisen bollos voladores han arribado.

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