De
color morado obscuro, se siente espeso. Aromas de moras negras y
ciruela; se siente la parte dulce de la fruta, algo especiado y saca un
toque de vainilla en el fondo.
El vino se siente concentrado, como
‘jugoso’; es expresivo pero no complejo.

En
boca sigue siendo muy frutal y dulce, con buen tanino, aterciopeladón.
Final medio largo y con algo de madera, vainilla y especias… un
efecto algo extraño pero que no es para nada desagradable.

Este
vino 2008 de San Juan, Argentina, es versátil y puede funcionar con
cortes de carne, quesos curados maduros, teppanyaki de res, o como en
esta ocasión: pasta. Fettuccine Stroganoff.