Desde tiempos de la antigua Tenochtitlán, la comida ha sido un punto de
encuentro, unión y de muchas disputas entre los diferentes pueblos
mesoamericanos: que si se le paga tributo a los aztecas con frijoles o con
calabaza, que si le ponemos carne humana o de cerdo a los tamales, que si la
guajolota es chilanga o hidalguense,
etcétera.

Al parecer los chilangos (mexicas, aztecas, nahuas o como prefieras)
tenemos un chip muy antiguo que nos inclina a enaltecer lo que es chilango, a
despreciar lo que no es chilango y a usurpar y presentar como nuestro todo lo que
es característicamente mexicano proveniente de cualquier estado ajeno al D.F.

Así es, robamos méritos ajenos y luego nos preguntamos ¿Por qué nos odian en
PROVINCIA?, cuando nosotros despreciamos sus provincianismos, nos adueñamos sus
provincianos méritos, y nos referimos a provincia como un lugar ajeno e
infinitamente inferior al D.F.

Ya es hora de quitarnos esta etiqueta de faroles pseudo-mundanos, y de
adueñarnos de cuanta buena idea cruza frente a nosotros. No todo lo que brilla
en México es oro para las arcas chilangas, ni todo lo que tiene vitamina "T"
(Tacos, Tlacoyos, Tortas, Toloache, Tortillas, Tostadas, Tepache, Totopos,
Tamales, Tequila, Tinga, Tepache) es chilango. Aquí te dejamos algunos
platillos que son auténticamente defeños, para que los presumas y no andes de
lengua floja adjudicándote platillos ajenos y haciéndonos a todos quedar mal