Si no fuera por los skwinkles (esos dulces picositos que traen hasta chamoy para chopear) los niños de hoy estarían perdidos. En materia dulcera ya nada es lo que era. Vamos, ya nadie rellena las piñatas con colaciones y obleas rellenas de cajeta coronado, ahora todas las golosinas son de color fosforescente para hacerse notar entre el montón.

Para que recuerdes lo que sí era bueno, aquí una lista de las golosinas que sabemos que existen pero no vemos tan seguido.¿Cuáles nos faltaron?

Pecositas

Eran el entretenimiento garantizado mientas esperábas a que pasaran por ti a la escuela. Un tubo enorme relleno de bolitas ácidas que podías comer de un jalón o (en los peores momentos) masticar sobre el plástico hasta que se formara una plasta de color.

Brinquitos


En algún momento cambiaron su nombre a Dragoncitos. Pequeños sobrecitos de papel de apariencia inofensiva que porducen adicción. Una dosis de azúcar con chilito o con limón.

Chupirules

Eran las paletas en forma de cono invertido con millones de colores. Había incluso chupirules psicodélicos que exhibian cinco colores en uno. Eran tambiénexageradamente dulces pero no podías evitar comerlas hasta que la lengua tequedara pintada del color de la paleta.

Cachetadas

En algunos lugares del centro y puestos de dulces callejeros venden esta golosina pegajosa y difícil de comer. Es un chicloso (de esos potentes que se pegan como lapas a las muelas) entre dos plásticos, también picosas.

Elotitos

Debajo de una capa de chile piquín se esconde un elote (que sabe más a mango en realidad). Demos gracias a Vero por esta y otras formas como la sandía y el mango (que no, no sabe a elote tampoco).

Cazuelitas

Por más intentos y contorsiones de lengua era imposible acabar por completo la pasta chilosa de las cazuelitas era incabable, podías meterlas completas a la boca y ni así perdían su sabor.

Chicles motita

Dedicado a todos aquellos que se dedicaban a hacer bombas como deporte. Con los chicles motita (de mango o tutifruti) lograbas siempre las mejores.

Palelocas

Dos caras de colores estridentes con sonrisas burlonas unidas por un palito. Las palelocas eran un clásico de todos los recreos.

Selz

Algunos pueden pensar que estos dulces eran más un castigo que una golosina. Su chiste estaba en la curiosa efervescencia que producía al contacto con la lengua el líquido en su interior.