Este es el plato que más tiempo ha permanecido en la carta del Pujol. Se trata de un platillo desconcertante para los que están acostumbrados a recibir por mole un caldo aromático en un platito de barro. Los ingredientes separados dan la apariencia de un plato de cualquier cosa, excepto de mole. El plato causa sensación por la apariencia, que finalmente en la boca presenta el fiel sabor de un plato tradicional. Para estas transformaciones Olvera es un mago.
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