Cada vez que escucha una canción que le gusta, Areli golpea los dedos contra cualquier superficie: una mesa, la puerta o alguna parte de su cuerpo. De acuerdo con su mamá, esa es la forma en la que esta niña de 6 años está aprendiendo a llevar el ritmo.

“Desde que entró a clases de música, hace menos de un año, se volvió una niña muy activa, atenta. Cuando un sonido le gusta, se concentra tanto que lo demás desaparece. Era algo que le hacía falta después de la pandemia, encerrada en casa lejos de sus amigas y amigos. La música la está cambiando”, dice Adriana Ramos, mamá de Areli.

Nada de esto es nuevo. De acuerdo con especialistas, la música tiene beneficios físicos, cognitivos y emocionales. En pocas palabras, prende fuegos artificiales en el cerebro.

“Al tocar un instrumento se activan todas las áreas del cerebro porque se crean conexiones neuronales por todos lados y se fortalecen todas las áreas, desde el lenguaje y la comunicación hasta las matemáticas y la abstracción, pasando por la motricidad fina y gruesa, y la conciencia espacial”, explica Ele Castro, directora de Musicando, escuela de música especializada en niños.

Cómo empezar

Daniel no lo recuerda, pero desde que su mamá estaba embarazada la música ha sido parte de su vida. Clásica, rock y hasta cumbias lo han acompañado desde siempre, y a los ocho años toca un poco de piano y de guitarra. No descarta dedicarse a la música, aunque dice que de grande se ve más como un médico o un científico. Aún no lo decide.

Su mayor acercamiento inició con la estimulación temprana. Sus papás lo inscribieron en una escuela con tallerers de expresión artística y poco a poco, tanto él como la familia, adquirieron disciplina e interés por seguir adelante.

Cristina Torres, artista y educadora, integrante del centro educativo Arenal: Arte y Crianza, detalla que el mejor momento para acercarse a la música es de bebé a los seis años. Incluso si no es posible acudir a clases y cursos, la educación musical puede iniciar en casa. En ambos casos, el apoyo y respaldo de la familia es fundamental.

“Es conveniente ir desde la primera infancia, que sea parte del desarrollo, con clases conducidas para cada etapa de la niñez, pero incluso en casa pueden exponerse a la música, integrarla en el día a día. Lo mismo con el baile: que aprendan cómo se baila la música que le gusta a la familia es también un primer proceso de exposición”.

Moldear la personalidad

Daniel y Areli no se conocen, pero sus familias coinciden en que la música los hace “buenos niños”. Son más sensibles, empáticos, responsables, nobles; se interesan por los demás y por otros temas. A Daniel le importa el medio ambiente y Areli quiere cuidar a todos los animales.

“Los niños que tocan un instrumento adquieren los hábitos que padres y madres queremos que aprendan porque los van a beneficiar toda la vida. Tal es el caso del respeto, la perseverancia, la tolerancia a la frustración y el esfuerzo. La música moldea la personalidad de niñas y niños; es la mejor herramienta formativa y todos deberían experimentarlo”, dice Ele Cárdenas.

Lugares para que los peques estudien música

  • Musicando, escuela de música para niños
    Vito Alessio Robles 178, Florida, FB: @musicandomissele
  • Arenal: Arte y Crianza
    Hidalgo 229, Del Carmen, FB: @arenalarteycrianza
  • La Escala, formación musical
    José de Emparan 48, Tabacalera, FB: @LaEscalaDF
  • Escuela de Iniciación a la Música y Danza
    Anillo Periférico Sur 5141, Tlalpan, FB: @iniciacionOllin
  • Centro de Desarrollo Musical
    Palenque 260, Narvarte, IG: @desarrollomusical
  • Collective Music
    Nuevo León 135-202, Hipódromo Condesa, collectivemusic.mx

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