Chilango

Una semana después en la Ibero

Especial

Antes de ser profesor de la Universidad Iberoamericana fui alumno. Estudié Diseño Gráfico y seleccioné la Ibero por que me decían mis compañeros de la preparatoria que era la mejor en esa área. Intenté entrar en la UNAM (solicitadísima en Comunicación Visual), pero antes probé con la Ibero y al no lograrlo en el primer intento, hice examen en la UAM Xochimilco, donde estuve menos de un trimestre.

Intenté de nuevo ingresar a la Ibero, por su reputación en Diseño, y por haber ido a visitarla cuando estaban construyendo el campus en Santa Fe que, en esas épocas, se limitaba a unas cuantas minas de arena y la universidad. Quedé impactado por su arquitectura, por sus espacios, y por la variedad de su gente.

Mis mejores momentos como estudiante los pasé ahí. Y aunque no coincidía ideológicamente con muchos profesores y compañeros, siempre viví un clima de respeto y tolerancia. A mis mejores amigos los conocí ahi, de distintas religiones, creencias y tendencias políticas. Ahora, soy profesor y en este año cumplo 18 años dando clases.

He impartido materias a distintas carreras: comunicación, ingeniería, diseño, historia del arte, y durante ese tiempo he conocido a muchas personas de las cuales he aprendido más de lo que yo he enseñado.

Lo que sucedió el viernes 11 de mayo, con la visita del candidato a la presidencia por parte del PRI, no me extraña. Contrariamente a lo que se ha dicho de los alumnos de la Ibero (que son apáticos, fresas, juniors, hipsters), hay gente de muy distintas ideologías, posiciones económicas, creencias y religiones conviviendo diaramente en las aulas y patios.

Estas nuevas generaciones nacieron en la crisis, nacieron con el derrumbe de ideologías del siglo pasado, con la tecnología en sus manos.

Mis alumnos están todo el tiempo conectados a la red, en sus computadoras, en sus teléfonos, en sus casas. Son activos en las redes sociales, conocen las herramientas digitales, crecieron con ellas. Y también, tiene acceso a un tipo de información que antes era muy difícil de tener.

El mundo está en sus manos.

No dependen de la televisión, de la prensa tradicional o de los medios tradicionales. Es más, no ven televisión. Su cultura e información es gracias a la red.

El día después a la visita de Enrique Peña Nieto, el sábado, tuve clases en Educación Continua. Eran entregas finales y había mucha actividad todavía. Los alumnos seguían comentando lo sucedido, algunos veían en sus teléfonos las grabaciones que habían hecho y que habían subido a Youtube; unos estaban a favor de la reacciones, otros en contra, pero siempre escuchando los demás argumentos.

Mis alumnos retrataron todo el evento, lo twittearon, subieron fotos a Instagram, comentaban en Facebook, subieron videos a Youtube. Sus herramientas de expresión son esas, no dependen de la prensa, de la TV, de reporteros.

Seguí atentamente lo sucedido a través de Twitter, Facebook y Youtube, no a través de algún canal de TV o de algún periódico. Ha habido reacciones en las redes: la Ibero fue Trend Topic mundial.

Después de lo sucedido, empezó la guerra de declaraciones, que si eran infiltrados, comprados, porros, pero ellos supieron contrarrestar mejor.

Las herramientas para difundir la información son las digitales, y son las que ellos consumen.

De amenazas, de torpezas en el manejo de lo sucedido por políticos o periodistas, esta generación ha sabido responder a través de medios de los cuales son familiares.

En la Ibero ya estamos de vacaciones, pero el ambiente que se creó, todavía se siente. Los alumnos y profesores están pendientes, informados, viendo las reacciones de los medios tradicionales, que no saben cómo responderles. No es lo mismo que en mi generación, en donde la TV y la prensa dictaba lo que podías pensar u opinar.

Esta generación tiene las herramientas, tiene los medios para expresarse, gritar, opinar sobre lo que no está bien, sobre lo que no les gusta, y lo más importante, sobre cómo cambiarlo. Siempre estuve orgulloso de la Ibero, ahora lo estoy más. 

No somos solo fresas, hipsters, juniors. Y somos más de 131.