Confesiones de una sexóloga

El arte de evidenciar lo obvio

 
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Por Alessia Di Bari
Por ejemplo, la semana pasada, fue acerca de los límites sexuales...estasemana le toca el turno a evidenciar lo evidente; lo obvio.

Suena ridículo, pero si nos detenemosun momento a pensar esto, a ratos no es tan fácil hacerlo. En ocasionesnos pasamos una vida tratando de ocultar lo obvio o de hacer como queno nos importa.

Sí, trataré de ser más clara.Por ejemplo, tal vez soy chaparrita y me he pasado la vida haciendocomo que no me importa ser bajita; aunque siempre estoy de tacones yel PEOR insulto que me pueden hacer en la vida es decirme justo eso:chaparra. Y es que no sé, pareciera que traemos un letrero que dice"moléstame porque estoy chaparra". Esto traspólenlo al defectoque más les duela y/o moleste en la vida (si es algo físico es másfácil de identificar).

Ejemplos, hay muchísimos... puedeser que mi trauma en la vida sea estar gorda -como es mi caso-; teneruna nariz grande; los dientes manchados -y ni siquiera me atreva asonreír-; una pierna más larga que otra; un ojo de un color y unode otro; las orejas grandes; la piel llena de granitos; etc. No importaqué sea, si nos peleamos todo el día con lo mismo y nos repetimosconstantemente cosas como: "¡Claro, no tengo pareja porque estoyorejón!" ó "Si fuera alta, sería feliz; si soy infeliz es porqueestoy chaparra"... probablemente sea momento de hacer algo distinto¿no crees?

Cuando algo nos duele y nos molesta tanto, le ponemos mucha energía al hecho.

Aquí es donde entra en acciónel arte de evidenciar lo obvio. Cuando algo nos duele y nos molestatanto, le ponemos mucha energía al hecho. En cambio, si aprendo a burlarmede mí, de eso que me duele, a hacer evidente lo que todos ven... le bajo la atención; le resto importancia.

Un poco -o un mucho- de este tema,está ligado a la resignación. Si yo neta, acepto convivir con el hechode que tengo orejas de Dumbo... ¿qué me queda? Seguir con mi viday tomarlo con filosofía. Si me empeño en esconderlas y me ofendo cadaque alguien me diga lo evidente: que estoy orejón; voy a sufrir mucho.

Parece de risa, no me debería ofenderque alguien me dijera gorda; no es un insulto, sólo está describiendouna realidad. Sin embargo, como la primera que no se resigna y se peleatodo el día con su realidad -estar gorda- soy yo, contesto cosascomo: "A mí lo gorda se me quita, pero a ti lo pendejo no telo quita nadie". En cambio, si me aprendo a reír de mis lonjas, lapróxima vez que alguien me describa lo evidente, echaré una carcajada.

La invitación de esta semana es a reírnosde nosotros, de nuestros problemas, inclusive -si puedes- llévaloal ridículo. ¿Duele? Por supuesto que duele, pero también liberacomo pocas cosas.

Aprender a reírnos y/o burlarnos denuestros traumas/ problemas/ complejos/ defectos nos ayuda a soltarlos;a verlos con menos solemnidad. Inténtalo, lo peor que puede pasar esque te dejes de azotar y veas "tu problema" desde otra perspectiva.