Chilango

Momentos de corrupción

Especial

 
Odiamos la corrupción. No hay nada que nos provoque más coraje que encontrarnos con un poli que lo primero que hace es preguntarnos en tono pedante "¿Cómo nos vamos a arreglar, joven?". Pfft, ¡qué los aguante su tía (y la hermana de su tía que no es su tía)…! Sin embargo, y aunque nos dedicamos a quejarnos de que esta práctica ha traído las peores desgracias a nuestro país, todos –o al menos la gran mayoría– hemos terminando dándole una recompensa al "oficial" o haciendo algo para librarnos de su castigo.
 
Estamos del nabo.
  
Con la intención de hacer reír un rato a la concurrencia, y sin pretender promover la apestosa descomposición de los altos mandos –y la nuestra–, aquí les dejamos 10 actos increíbles de mordidotas, que nos compartieron amigos de la redacción y usuarios de Twitter. Obvio, los mantendremos en el anonimato, aunque no fueron ellos los corruptores, sino el primo de un amigo, ese delincuentazo que siempre hace de las suyas de forma anónima:

1. Salir de una fiesta con un par de shots encima, encontrar un alcoholímetro, bajarse y pedirle a un valet parking que pase el obstáculo y nos encuentre a la vuelta de la esquina (esto a cambio de una buena propina).

2. Aplicar "la charola" de influyente del DF (desde hijo de diputado hasta miembro del comité de limpia de Parques y Jardines) para que los polis del Edomex no terminen golpeándonos y tirándonos en un terreno baldío por andar tomando alcohol en la vía pública. Con eso de que ni se les da.
 
3. Lograr que un poli de tránsito nos deje ir sin multa a cambio de:
Vincuenta pesitos.
Cacahuates y 10 pesotes.
Actuar en un cortometraje.
1 kilo de naranjas.
Medio pomo de ron y una coca abierta.
Una Tutsi pop.
Un par de boletos de teatro.
Libros de inglés (ellos también quieren superarse).
 
 
4. Darle 50 varos a unos que primero andaban de mirones y luego van y separan a la juventud que retozaba en el pasto de algún parque mientras se prodigaba amor, acusándola de "faltas a la moral". Pues "¿cuál moral?, ¿la de quién?" –pregunta ella– "si aquí no hay nadie que nos ande viendo". Ilusa: si se hubiera puesto más inmoral ni entran los polis a interrumpir.
 
5. Pretender ser hijo del embajador de… (país de tu preferencia) y alegar inmunidad diplomática.

6. Y para evitar los separos… 

Si eres repartidor de papitas o cualquier tipo de munchi, aplica el trueque; nunca falla. 
Si ya estás en el MP, también han servido 20 pesos y 1 dólar.

7. En la escuela:

Pagarle a un cuate para que haga tu examen ("cuate" es un eufemismo: te 
        pasaste todo el año llamándolo nerd y repentinamente es tu cuate).
Regalarle una botella de chupe fino al profe a cambio de un diezezote
        (ok, "regalarle" también es eufemismo).
 
 
8. Ofrecerle 50 pesos a un poli, luego de que te agarra haciendo pipí en la vía pública y escapar alegando que sufres diabetes. (Aguas con el karma)

9. Y cuando el famoso No Circula:

Convencer al poli de que de no es viernes, "que le digo que es jueves, oficial".
 

10. Y cuando no aplica el soborno:
 
Que una patrulla te escolte hasta el cajero no tiene precio.
Que el policía te termine regalando su reglamento de tránsito incluso provoca nuestro ojo Remi.
Y ya en caso extremo, llora como si acabaras de perder un ser querido. A veces funciona.
 
 
Bueno, también aceptemos que hay de mordidas a atascones y de sobornos a transotas… Ahí les encargamos: nada de andar canjeando su libertad por un baile erótico, ¡eh! Eso de andar cayendo tan bajo y quemándonos no está padre.