Chilango

Dulcería Celaya: el imperio de los sentidos

El sabor y olor del pastel de vainilla con betún de rompope es invitación a olvidarte de las calorías y de tu sobrepeso decembrino. Es increíble. Lo mismo que la textura de los picones; el color de los puerquitos de piloncillo; el tronar en tu boca de los suspiros; el aroma de mazapanes. Describir esas sensaciones es ocioso; la idea es probarlas por tu cuenta.  Porque el verdadero imperio de los sentidos es la Dulcería Celaya, otro de los negocios chilangos con más de cien años de existir en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Lo abrieron en 1874 los hermanos Alfredo y Luis Guízar en un pequeño local que estaba en la porfiriana calle de Plateros, que hoy es el andador peatonal más exitoso de la capital: Madero. En 1900 se cambiaron al número 39 de 5 de Mayo, donde está desde entonces.

En esos días, la cajeta era uno de los dulces tradicionales más populares entre los capitalinos. Los hermanos Guízar se dieron a la tarea de buscar la mejor de México y la encontraron en Celaya. Por eso le hicieron un homenaje con su negocio a esa ciudad guanajuatense.

Las recetas de los otros productos que aquí se siguen vendiendo provienen de las creadas por las monjas de los conventos novohispanos y fueron conservadas por reposteros que trabajaron para ellas. Después las heredaron generación tras generación. De esa tradición, los Guízar obtuvieron sus procedimientos para producir tanta delicia.

Poco a poco fueron incorporando en su expendio las aleluyas, los jamoncillos de pepita y de leche, los huevitos de faltriquera, los huevos reales y los rollos de guayabate… Aquí no caben los 200 dulces de los que tienen la receta y venden actualmente.

La tienda de 5 de Mayo continúa con el look porfiriano (tienen una sucursal en la Roma): vitrinas, decoración y rótulo de la fachada no han cambiado desde los tiempos de los hermanos que la fundaron.

Ahora la maneja la quinta generación de Guízar y exporta productos a los EE.UU., principalmente, pero la producción sigue haciéndose de manera tradicional.

Si eres diabético, es mejor que te mantengas alejado. No se puede evitar caer en la tentación en este reino de la dulce lujuria.

 

Dulcería Celaya

5 de Mayo num. 39

dulceriadecelaya.com