La aportación gastronómica chilanga puede no ser vasta pero sí ejemplar. El origen de algunos platillos aún se presta al debate, pero de lo que no hay duda es de que los siguientes son dignos e icónicos representantes de la capital mexicana.
Pastor
Se dice que está inspirado en un platillo de Líbano hecho con carne de cordero. Una canción navideña versa “los pastores a Belén”, ciudad que, al igual que Líbano, pertenece a Oriente Próximo. ¿De ahí vendrá el nombre? Seguro que no. También le dicen “trompo”. Échense estos datos a la uña.
Gringas
Antojo antojable cual norteamericana sabrosona. Se gratina el pastor y se sirve en una tortilla de harina que emula la tez blanca de las estadounidenses.
Tacos de canasta
Tienen gran cantidad de fibra (por el mimbre). Son los favoritos de Caperucita.
Torta de chilaquiles
La mente perversa que las creó confeccionó también los sándwiches de sope, pero éstos no tuvieron mayor éxito.
Guajolota
Suponemos que se le dice así a la torta de tamal porque su aporte calórico es de pavo… de pavorosas proporciones.
Productos oaxaqueños
¿Vienen de Oaxaca todos esos quesos, cacahuates enchilados y gomitas azucaradas? Lo dudamos. Pero ofrecer estos productos en camionetas estacionadas sí que es una costumbre bien chilanga.
Torta cubana
Las torterías no se ponen de acuerdo en la selección de ingredientes, pero lleva, entre otras tantas cosas, por lo menos tres carnes frías. Pero calientes. Sabor exuberante y personalidad desbordante, cual caribeña festiva.
Enchiladas suizas
Hasta la fecha no hay datos que comprueben el nacimiento de este platillo en Europa central. Pero en el DF son más famosas que la paz, las navajas y la precisión suizas.
Jicaletas
Rebanadas de jícama que se ensartan en un palo para con ello conseguir su denominación.
Chicharrón preparado
Fritura de harina, crema, col, jitomate, aguacate, salsa, limón y temblorosa piel de puerco. ¿Algún chef certificado avala tan peculiar combinación?