Estados Unidos. Fecha: un futuro cercano. Población estimada: cuatro personas. Población estimada de infectados (y por infectados queremos decir zombies): miles, cientos de miles. Uno de los pocos sobrevivientes, Colombus, un joven universitario ha tenido que implementar una serie de reglas para evitar ser el postre de estos antropófagos: y la más importante de todas: “El doble remate”. Porque en esta tierra de zombies, nunca está de más asegurar que has matado a tu enemigo… ni tampoco están de más un empaque de Twinkies.
Sobretodo unos Twinikies.

Zombieland es un caso extraño: fusiona géneros como terror-comedia-parodia en una obra con propuesta artística, y no como un producto destinado a recaudar dinero a costa de nuestro intelecto (te hablamos a ti, Scary Movie). Esta ópera prima de Ruben Fleischer es un despliegue técnico de ingenio a nivel creativo, como técnico. A nivel narrativo, el guión tiene esbozos de romance juvenil, gore y una dosis de comedia que surge de la interacción los personajes principales: el ya mencionado Colombus, las hermanas Wichita y Little Rock, y Tallahassee (Woody Harrelson, ha resucitado su carrera gracias a este papel). A nivel técnico, los zombies son verdaderamente espantosos y las escenas gore son sangrientas y viscerales. Ah, y como último detalle, sólo diremos: te vamos a extrañar, Bill Murray.