Carrie White, una de las villanas más complejas del cine de terror, vuelve en una nueva adaptación de la historia de Stephen King sobre la venganza de una adolescente aislada, esta vez con una actriz más enérgica, más sangre y una dosis de tecnología moderna.

“Carrie” que se estrenó en cines de Estados Unidos el viernes y está basada en la novela publicada por King en 1974, cuenta la historia de una estudiante de instituto aislada con poderes telequinésicos, que inicia una espiral de destrucción contra la fuente de sus tormentos tras ser zambullida en un cubo de sangre en su baile de graduación en el instituto.

La novela fue adaptada al cine en 1976 por Brian De Palma, y fue protagonizada por Sissy Spacek.

En la nueva película, la tercera de la directora Kimberly Peirce, está protagonizada por la joven de 16 años de “Kick-Ass” Chloe Grace Moretz. Julianne Moore interpreta a su madre, una mujer religiosa, fanática y sobreprotectora.

Al contrario que la película de 1976, que empieza con la primera menstruación de Carrie en el vestuario femenino del instituto, la nueva versión arranca con la relación disfuncional y tensa de Carrie con su madre Margaret.

Muchas de las escenas en la versión de Peirce recuerdan al original, pero los 37 años que han transcurrido permiten a la directora poner su propio sello moderno a la historia clásica.

El uso de tecnología permitió a la directora situar a Carrie en un escenario moderno. Pero el ciber acoso que afronta la protagonista es tan cruel como en la versión de 1976 y hay incluso más sangre.

Moretz ya se había labrado una carrera con diversos papeles, como “(500) Días juntos”, “Kick-Ass” y la comedia negra vampírica “Sombras tenebrosas“, y dice que fue un reto interpretar a alguien tan introvertido, tímido e ingenua como Carrie.