Por: América Gutiérrez

Cuando escuchamos el nombre de esta película, la reacción es inevitable: se nos hace agua la boca. Acto seguido, imágenes de mar, cielo y sol nos alejan de la realidad citadina, por un momento. “Vuelve a la vida” es un documental que te pone de buen humor desde sus primeras secuencias, recibes bocados generosos de un sabroso y entretenido platillo familiar.

Segundo largometraje del director Carlos Hagerman, quién confiesa que todo comenzó una tarde, después de algunas chelas; alguien le pidió a John Grillo (co-protagonista y fotógrafo de la película) que contara la anécdota del tiburón. Una vez que Grillo terminó con la historia, Hagerman dijo: “deberíamos hacer una película de esto”.

“Vuelve a la vida” es un retrato a voces de un buzo acapulqueño que formó una familia poco usual, entrenó a Johnny Weissmüller y llevó a bucear a los Kennedy. La historia de Hilario Martínez “Perro largo” es una especie de Moby Dick en aguas mexicanas; donde la ballena blanca es un tiburón y el capitán Ahab es el “Perro largo”. Un insólito episodio con testigos presenciales es el eje para conocerla leyenda regional y convertirla en algo universal.

La película es el testimonio de un hombre de mar, bohemio y conquistador. Es un relato sobre una familia poco convencional a mediados de los años setenta. Un buzo morenito que enamoró a una guapa americana y que además se dio el lujo de cazar un peligroso tiburón contra toda posibilidad y con un método inverosímil pero cierto.Hilario Martines “Perro largo” es el centro de un emotivo arbol de la vida, esta cinta más que un documental es una road movie con personajes reales incluidos.

La producción estuvo a cargo de la Sombra del Guayabo y Foprocine, con asesoría de Juan Carlos Rulfo con quien Carlos Hagerman co-dirigió su primera película “Los que se quedan”. La realización es natural, casi integrada al paisaje. En varias entrevistas, la gente cruza el cuadro sin problema, aunque están grabando “la platica” ellos están en casa y la vida en la costa corre normalmente.

El rimo es ligero, la cadencia de los testimonios y el material de archivo alcanzan un equilibrio semejante al vaivén de las olas. Esta sensación no es casual, pues la encargada del montaje fue Valentina Leduc.

Hay un gran trabajo en la selección musical, el diseño sonoro es un elemento esencial para el ritmo de esta narración. Obtener el permiso de utilizar estas canciones fue indispensable para recrear el ambiente del puerto en aquella época.

“Vuelve a la vida” hace que te acuerdes de Acapulco, tengas la receta original y conozcas auna familia muy especial: Los Martínez Sidney.