Entre las formas más socorridas de la literatura moderna se encuentra aquella que busca retratar personajes marginales enfrentándose a situaciones cotidianas y expresándose por medio del lenguaje que se emplea en la vida diaria. Uno de los mejores ejemplos de lo anterior es el escritor escocés Irvine Welsh, autor de Trainspotting (1993) y Viaje ácido (1994), relatos que tras su publicación fueron adaptados al cine. Viaje ácido es un compilado de historias que vuelven a recrear las obsesiones autorales de Welsh: la entrada y salida de paraísos artificiales que son el único refugio ante una realidad que sólo ofrece mediocridad, explotación y alienación