No hay explosiones, zombies ni apocalipsis, sino todo lo contrario. En una de las cintas, dos colegas, que en principio se admiran y respetan, se encuentran para ensayar una obra de Molière, pero con el paso de los días se asoma la verdadera condición humana entre críticas, envidias y celos; en otra, un profesor se engancha en pulir las aptitudes literarias de su pupilo, sin imaginar hasta qué punto éste llevará la ficción a una realidad que podría resultar peligrosa… La trama, el guión, la fotografía y la música de las cintas del 17 Tour de Cine Francés tienen el poder, la complejidad o la belleza necesarios para mantener la atención –y tensión– del espectador.

La historia detrás de un festival de esta naturaleza tenía que iniciar, sencillamente, “por amor al arte”. Hace alrededor de veinte años, un francés y un mexicano se conocieron y descubrieron que compartían el gusto de ver buen cine, específicamente el francés, así que idearon la forma de mostrarlo aquí, en México. Leopoldo Jiménez, hijo de uno de ellos y uno de los fundadores del Tour de Cine Francés –también director de la distribuidora Nueva Era–, nos cuenta que, desde entonces, para escoger las películas de la muestra viajan a cuanto festival y mercado del séptimo arte exista (Cannes, San Sebastián, Berlín, Santa Mónica…). Chamba es chamba.

Es un privilegio ver una selección –hecha con buen ojo crítico– de la producción cinematográfica francesa contemporánea. Y es interesante saber que el Tour de Cine Francés siempre fue pensado expresamente para mexicanos, por lo cual incluye estilos e historias variadas y diferentes entre sí, pero universales.

Éste es un pequeño gran festival: siete películas son exhibidas este mes, durante dos semanas, en 25 salas de Cinépolis y del circuito cultural, que incluye la Cineteca y las salas del Centro Cultural de la UNAM. Y esta selección es llevada a 62 ciudades del país (unas 120 salas). “Imagínate, antes teníamos que transportar unos 200 kilos de rollos por toda la República; ahora el material digital viaja en una pequeña maleta”, recuerda riendo Leopoldo. La producción gala es tan importante y las películas tan recientes que no han sido estrenadas comercialmente en Francia.“El tiempo vuela y ya estamos considerando cintas para el próximo tour”.

Ocupemos entonces nuestra butaca y disfrutemos los giros sorpresivos característicos del “Almodóvar francés”, François Ozon; la fotografía de la versión de los últimos años del impresionista Pierre-Auguste Renoir, ubicada en la Riviera Francesa; y el impresionante trabajo de Noémie Lvovsky quien dirigió, participó como guionista y actuó Camille Redouble (13 nominaciones en los premios César, el Oscar francés)…

A continuación lee la reseña de Renoir, película que se exhibe en el Tour.