Por Josue Corro

La culpa es

de Amelie. Gracias a ella cada vez

que alguien dice "cine francés" lo primero que viene a la mente -no digo que a

todos, ni tampoco que sea algo malo- son violines+acordeón+Torre

Eiffel+ternura+sonrisitas. Pero es bueno saber que Un profeta retoma elementos del cine urbano de los 90, que

mezclaban el crimen con la situación migratoria parisina, como en Doberman, o El odio. "La ciudad luz",

comenzaba a opacarse por el miedo y la violencia, y ahora con este film

(nominado como Mejor Cinta Extranjera), los sentimientos tocan fondo, y un

hombre que ha vivido en carne propia el racismo y el odio, tendrá que renacer

de sus cenizas.

El film de

Jaque Audiard se centra en la vida de Malik, un joven analfabeta que es

encarcelado por una falta menor. Su vida en la cárcel es una pesadilla: es

atacado por unos gángsters, quienes lo obligan a cometer asesinatos dentro de

la prisión. Sin embargo, él comienza a tejer su propia red y luchará contra los

pandilleros que tienen el control del recinto.

Un profeta es un drama corrosivo, que estudia la soledad y el temor de un ser

humano, en condiciones deplorables. La actuación de Tahar Ramón, transmite

empatía gracias a que no pierde la inocencia: sus ojos aún transmiten una fe

intacta, que no puede ser derivada por los golpes, los barrotes, ni los

recuerdos. Malik es un profeta que promulga visiones del futuro, sino

esperanza.