Por Carlos Arias

Inglaterra, década de 1980. Eric Lomax (Colin Firth) es un hombre que desde su adolescencia ha sido aficionado a los trenes. Colecciona guías de ferrocarriles y es un experto en horarios, itinerarios y combinaciones. Está en camino de convertirse en un anciano maniático, pero su vida toma un nuevo rumbo cuando conoce a una mujer llamada Patti (Nicole Kidman), con quien descubre una afinidad casi total y con la que termina casándose.

Todo va bien, pero la pareja empieza a resentirse a causa de los fantasmas que acosan a Eric, originados por su paso por un campo de concentración japonés durante la Segunda Guerra Mundial, y especialmente por el recuerdo de un joven y cruel oficial que lo sometió a torturas y humillaciones.

Los hechos parecen irrevocables, pero el hombre encuentra la forma de ajustar cuentas con el pasado cuando se entera de que el japonés que lo torturó también sobrevivió a la guerra y vive en Tailandia, donde trabaja nada menos que como guía de turistas ¡en el mismo campo de prisioneros!Eric viaja hasta allá para confrontarlo, en un reencuentro que se ofrece como una reflexión sobre la venganza y el perdón.

Un pasado imborrable (The railway man, 2013), dirigida por el australiano Jonathan Teplitzsky, es una historia basada en la novela autobiográfica del escritor Eric Lomax, quien estuvo en un campo de prisioneros japonés y fue obligado a trabajar en condiciones inhumanas, junto a un millar de otros soldados, en la construcción de una vía de ferrocarril en el sudeste de Asia.

Se trata de los mismos hechos que inspiraron la película Un puente sobre el río Kwai (1957), dirigida por David Lean, un clásico del cine bélico. Y también un campo de prisioneros japonés para soldados británicos como el que se retrataba en Furyo / Feliz Navidad, Mr. Lawrence (1982), de Nagisa Oshima, con David Bowie y Takeshi Kitano, donde las relaciones personales y el choque cultural tenían lugar entre enemigos, en medio de la guerra y la violencia.

Esta película nos manda de vuelta al campo de prisioneros y a la construcción de las vías, con el actor Jeremy Irving como Lomax joven. Pero esta vez la historia es íntima, escapa a la épica y se concentra en el mundo interior del protagonista, con un registro emotivo, un tono aleccionador y moraleja final, a la manera de las historias que advierten: “basada en hechos reales”.

La cinta muestra el vínculo de Eric con Patti (la primera esposa de Lomax en la vida real), pero sobre todo el vínculo con su torturador Nagase (Hiroyuki Sanada), el responsable de los sucesos que marcaron su vida, a partir de una serie de flashbacks que muestran la vida en el campo de prisioneros.

La historia ya había sido abordada antes en una miniserie de la BBC, con John Hurt como Eric Lomax, pero incluso el torturador en la vida real, Nagase, ha dado su testimonio en un libro titulado “Crosses and Tigers”. Se trata, pues, de una historia profunda y compleja, pero que el realizador resuelve con tópicos en torno del perdón y la redención, como una historia de superación personal y lucha contra la adversidad.