Por Javier Pérez

Pierre Thoretton no se lanza tras una biopic. Su documental Un amor loco toma como pretexto la gran venta de la colección Saint Laurent-Bergé para elaborar un relato fílmico, documental, sobre la relación de más de 50 años entre Pierre Bergé y el diseñador Yves Saint-Laurent, fallecido en 2008.

Sin meterse a profundidad en las crisis de la pareja, debidas sobre todo a la afición de YSL al alcohol y las drogas, Thoretton consigue momentos enternecedores cuando Bergé cuenta, en esa larga entrevista que rige el filme, aquellas separaciones temporales con una voz quebrada que contradice su temple aparentemente inquebrantable.

Con imágenes de archivo que van de algún modo ilustrando el relato de Bergé, a veces centradas en lo meramente cronológico y a veces a partir de un collage conceptual, Thoretton no muestra las aristas más rasposas del diseñador que a los 21 años quedó al frente de las colecciones de la firma Dior, sino que apuesta más bien por lo anecdótico en función de captar las emociones que inevitablemente se traslucen de las palabras de la eterna pareja de YSL.

Aunque la de Bergé no es la única voz del documental. También están las del propio Yves en material de archivo –su emotivo anuncio de retiro, en el que reluce su personalidad–, las de Betty Catroux y Loulou de la Falaise, amigas cercanas de YSL. Pero aun así parece que a Un amor loco lo guía una sola voz.

Resultan muy afortunados los cortes en los que el realizador muestra desde el comienzo cómo el personal de Christie’s va catalogando y guardando cuidadosamente las piezas que irán a parar a la llamada “venta del siglo” –que al final recaudó casi 400 millones de euros– en el Gran Palais y la cual, por la polémica que suscitó (se realizó meses después de la muerte de YSL), fue evidentemente el catalizador del documental.

Programada hace un año en el Tour de Cine Francés y realizada hace dos, por fin se puede ver en el circuito comercial chilango.