Por Alejandro Alemán

Olallo

Rubio no ha cambiado ni un ápice en sus temas y obsesiones. Desde

aquellas tardes de tres horas al aire en Radioactivo 98.5, hasta hoy

que ya tiene dos cintas dirigidas, sigue en lo mismo: hacer una especie

de denuncia sobre el poder de las corporaciones y cómo es que estas

manipulan nuestra forma de vida, nuestras creencias, nuestra percepción

del éxito y el fracaso.

Ya en su primer largo, el documental Y tú, ¿cuánto cuestas?,

abordaba estos mismos temas de una forma mucho más dinámica e

interesante que en ésta su segunda cinta (primera de ficción) llamada,

convenientemente, This is not a movie.

Una

pantalla de computadora nos avisa que faltan horas para el fin del

mundo. Un amnésico Pete Nelson (Edward Furlong rescatado de quien sabe

que infierno personal) se encierra en un hotel en Las Vegas para tratar

de encontrarse a sí mismo y recordar quién era. Comenzarán a surgir

dudas e inquietudes sobre el sistema en que vivimos, la manipulación de

los medios y la cultura pop, haciendo referencia directa indirecta a

cientos de cintas que van, desde la Montaña Sagrada de Jodorowsky,

hasta Terminator de James Cameron.

Que

Olallo insista en los que a él le interesa no es ningún problema, el

problema es su falta de recursos para expresarlos en pantalla. En los

hechos, el estilo y estructura de This is not a movie no dista mucho del que el propio autor utiliza en sus famoso podcast. No estamos viendo una película ni una historia, se trata

simplemente de Olallo expresando sus inquietudes a través de sus

precarios personajes.

La pregunta es: ¿resulta interesante? La respuesta es: No.

Rubio

resulta reiterativo al infinito, los primeros quince minutos de la

película circulan sobre lo mismo: Pete está en las Vegas, el mundo se

va a acabar y el quiere saber quién es. Lo que yo dije en renglón y

medio Olallo se toma casi veinte minutos en repetirlo lastimosamente a

un público que comienza a desesperarse.

El

monólogo de Pete Nelson se ve interrumpido de vez en cuando por

anuncios de películas falsas, como -por ejemplo- una que parodia a La

Última Tentación de Cristo cruzada con The Texas Chainsaw Massacre. Este

truco, que tan bien le funcionó en su cinta anterior y en su podcast,

no causa la menor gracia en This is not…

Y

así nos vamos, choro, parodia, choro, hasta completar 98 lastimeros

minutos en los que nos queda claro que, en efecto, lo que vimos no es

una película, sino una especie de expiación mediática del autor (llena

de referencias a muchísimas películas).

¡Ah,

sí! En la cinta hay al menos dos pausas musicales donde se escuchan

rolas de Slash y entonces la no-película se torna en un video musical;

un recurso que hasta el Olallo de los 90 hubiera criticado en su

otrora programa de radio.

Dentro

de todo nos es extraño que Olallo haya optado por esta ruta que

pretende ser original y termina siendo soporífera y complaciente.

Irónicamente, los mismos medios que toda la vida estuvo criticando

durante su paso por la radio e incluso en sus películas, son los mismos

que ahora le promocionan su cinta. Su supuesto miedo a la televisión

("el ojo de dios", como él le llamaba) al parecer quedó exorcizado:

ahora lo vemos campante en la televisora de San Angel siendo

entrevistado por Loret de Mola.

Nombrar

a tu película como una no-película, no deja de ser una genial

impostura. Lástima, porque el señor Rubio no es cualquier amateur, ha

visto y sabe mucho de cine, pero hay veces que el simple deseo de hacer

una película no basta.