Hay dos muy buenas razones para ver esta película: Jack Nicholson y Morgan Freeman.
Historia
Edward Cole (Nicholson) y Carter Chambers (Freeman) se conocen en un cuarto de hospital que comparten cuando ambos son diagnosticados con cáncer. Sabiendo que el tiempo es lo que menos tienen así que emprenden el propósito de elaborar una lista final de todo lo que harán antes de dejar atrás este mundo. ¡Y que bueno que Edward sea tan adinerado! el dinero no representa problema alguno para la excursión por todo el planeta cuyo propósito es llenar lo que les queda de vida con recuerdos increíbles. Unidos por la trágica circunstancia que comparten, Edward y Carter llegan a compenetrarse de lo mejor — y también a entenderse mejor a si mismos — a medida que aceptan su enfermedad terminal. El concepto básico de la película podría parecer algo oscuro, pero el guión de Justin Zackham ofrece también momentos elevadores y de alegría para el espíritu – como también algunos con sobredosis de dulzura.
Actuación
Sólo vea esos dos nombres. ¿Acaso hace falta decir más? Se trata de nada menos que Morgan Freeman y Jack Nicholson, dos de los actores americanos con mayor trayectoria. También es cierto que a ambos les ha tocado aparecer en algunas películas poco memorables pero esta modesta comedia/drama no entra a formar parte de ese grupo. Esa mismísima modestia es lo que coloca este filme dentro de ese territorio donde las lágrimas corren libremente –pero es un ejemplo de mucha superioridad dentro del género, y otro aspecto poco usual es que la historia gira alrededor de dos hombres exclusivamente. La película fue construida de manera de poder sacarle provecho a los puntos fuertes de cada uno: Nicholson se muestra encendido y mal humorado, mientras que Freeman es más llevadero y noble. Es un genuino placer ver a estos dos gigantes formar un equipo, y la verdad es que demuestran tener todo lo que hace falta para salir airosos. Y en realidad hacen que todo parezca maravillosamente sencillo. Sean Hayes, en el papel de mano derecha de Nicholson, se toma las cosas pausadamente mientras que Beverly Todd le exprime lo máximo a su papel de la afligida esposa de Freeman, pero Rob Morrow es desaprovechado en su papel de oncólogo residente que siempre debe dar las malas noticias. Puede ser que su papel sufrió algunos cambios (léase recortes) o que simplemente quiso trabajar al lado de estas dos figuras gigantes del cine que son Nicholson y Freeman. Alfonso, que es un hijo de Freeman en la vida real, participa también realizando el papel de uno de los hijos de Carter, y también vera aparecer en la pantalla a Kelly Preston (pero no aparecen créditos para su actuación).
Dirección
Luego de algunas varias películas decepcionantes –The Story of Us, Alex & Emma, Rumor Has It– tenemos ahora una nueva película del director Rob Reiner pero esta es una de sus mejores producciones en mucho tiempo. Claro que tampoco hay que olvidar que esta vez cuenta con la presencia de Nicholson y Freeman. Reiner no desaprovecha el momento, que difícilmente podría ser mejor. Las espinitas están presentes pero también la camaradería. También una fuerte resonancia emocional. No falta nada — y todo es atribuible al trabajo de equipo realizado por Reiner y sus dos estrellas, cuya química se hace sentir desde el comienzo. Lo único que no esta completamente a la altura es el guión de Marc Shaiman, que en algunas ocasiones es demasiado meloso.