Por Jaime @_azrad

La última película de Steven Soderbergh resulta en un emocionante thriller con giros inesperados que, según el director, cierra su carrera como realizador de cine para dedicarse al teatro y a la pintura entre otras artes.

La cinta nos presenta cómo la felicidad de Martin y Emily, una feliz pareja, es interrumpida por un medicamento para la ansiedad que le es recetado a Emily y de cuyos efectos secundarios no puede huir.

El ganador del Oscar dirige Terapia de riesgo deslindándose de tramas formuladas y al estilo de Tráfico (2000), entrega un suspenso difícil de predecir que llena de vigor a la audiencia; la historia incluye sorpresas que muy pocos estarán esperando y se complementa con interpretaciones bastante atinadas.

El elenco incluye actores que han trabajado ya con el director como Jude Law y Channing Tatum y agrega una bomba que explota en pantalla con una actuación llena de sensibilidad y totalmente bajo control: Rooney Mara toma el protagónico con habilidad para convencernos de que puede ser la víctima o la victimaria de la cadena de sucesos que desencadenó su nueva medicina.

Poco hemos visto de Mara, pero nos convenció con La chica del dragón tatuado (2011) y lo confirma ahora. De Law, Tatum y Catherine Zeta-Jones quedamos bastante satisfechos, pues dan vida al hábil guión de Scott Z. Burns, que también trabajó con Soderbergh en Contagio (2011).

Esta cinta es un buen ejemplo del desarrollo de personajes elaborados en papel que se plasma en pantalla a través de fuertes interpretaciones en medio de una historia bien estructurada. Vale la pena.