Bruce Willis y un grupo de apetitosos robots sustitutos resultan muy agradables a la vista convirtiendo a la película en una experiencia ligeramente divertida pero que será olvidada rápidamente.
¿DE QUÉ TRATA?
Ambientada en un futuro cercano Surrogates imagina un mundo donde el 99% de sus habitantes vive a través de sustitutos, avatares robóticos que sustituyen a sus dueños en el mundo físico para que ellos permanezcan cómodamente en sus casas fuera de todo peligro pero que igualmente perciben todas las emociones mediante sensores neurales conectados a sus cráneos. Vendría siendo la versión en carne y hueso de World of Warcraft. O de Facebook. O de The Sims.
Como consecuencia de este estilo de vida virtual el nivel de violencia criminal ha llegado a su nivel histórico más bajo por el simple hecho que cualquier daño infligido al avatar robótico no alcanza hacerle ni un rasguño al propietario. Así todos podían perseguir sus negocios sin el temor de las dificultades asociadas con los estilos de vida de alto riesgo. Y si por mala suerte el homologo robótico sufre un percance o deja de funcionar del todo, sus dueños sólo tendrían que ordenar un repuesto de VSI, una empresa de fines dudosos fabricante y distribuidora de robots.
Por supuesto que no todos aceptan de buena manera este nuevo orden mundial y un grupo determinado de luditas cuasi religiosos se han ido agrupando en las principales ciudades del mundo bajo el mando de un gurú de cabellos rizados acertadamente llamado El Profeta (Ving Rhames). Al rehuir de toda la tecnología moderna trabajan en descuidadas comunas al estilo de la secta Amish mientras que El Profeta los bombardea con discursos apocalípticos.
Mientras tanto la estructura utópica del mundo de los civilizados está por derrumbarse cuando los asesinatos de varios avatares robóticos ocasionan la muerte de sus respectivos dueños, lo cual se consideraba hasta ahora imposible que pudiera suceder. Llamados para investigar los primeros homicidios vistos en años, los agentes del FBI Greer (Bruce Willis) y Peters (Radha Mitchell) descubren que una de las victimas es el hijo de Canter (James Cromwell), el mismísimo que inventó en primer lugar a estos avatares robóticos. Naturalmente Greer y Peters suponen que El Profeta y sus seguidores son los culpables de la conspiración pero queda siempre una pregunta sin respuesta. ¿Cómo lograron tener acceso a la tecnología avanzada necesaria para crear un arma con la capacidad para destruir tanto el avatar robótico capaz de acabar con la existencia del sustituto robótico y su dueño también?
LO BUENO
Con su leve duración de 88 minutos, Surrogates se apiada del público evitándole la tarea de responder preguntas metafísicas atormentadoras que suelen formar parte de proyectos de ciencia ficción de mayor ambición. Y pese a que algunos puedan decir que la película del director Jonathan Mostow (Terminator 3) es tan superficial y artificial como los avatares robóticos al centro de la historia esto no le quita para nada el atractivo visual apremiante de la película.
LO MALO
Aunque ofrece momentos agradables el argumento debilucho de Surrogates lo convierte en una experiencia que olvidará al cabo de poco tiempo. Una trama secundaria expone la relación tirante que une al agente Greer y su esposa (encarnada por Rosamund Pike), presumidamente con el fin de desarrollar el personaje de Willis pero resulta del todo innecesario y tedioso. La banda sonora anticipa cada momento decisivo de la película asegurando así que hasta el cinéfilo más distraído se entere de que algo importante esta por ocurrir. Pese al reconocido talento del director Mostow en el campo de los efectos visuales — tanto a nivel práctico como digital — ciertas escenas lucen algo descuidadas.