–Si hay una abundancia de guiones malos es porque mucha gente no le da la importancia necesaria. Lo ridículo es que la mayoría piensa que puede escribir un guión y se ahorra el paso de contratar a un guionista profesional. Escriben su película, no la meten a talleres, pero un guión tiene una forma particular de narrativa… Pero como siempre es el primer proceso para hacer una película, en ese momento nadie tiene dinero y tampoco quiere gastar en contratar a alguien para que le haga un guión. Se vuelve una trampa.

Aunque como director apenas trabaja en su segundo proyecto, Gustavo Moheno tiene una filmografía de cuatro guiones. Sus palabras tal vez expliquen la aparente falta de correspondencia entre lo que se quiere ver y lo que se hace. O la falta de rigor narrativo que detecta Víctor Ugalde, ex secretario ejecutivo de Fidecine. “Sobre todo si queremos atraer al gran público”.

Lograr esa conexión no es fácil. Las películas más exitosas de todos los tiempos del cine mexicano tuvieron mucho trabajo de guión. Y no estamos diciendo que sean las mejores, pero sí que encontraron las maneras de conectar y cautivar e identificarse con la audiencia. Para Nosotros los Nobles –que desbancó con sus 7.1 millones de espectadores a El crimen del padre Amaro tras 11 años–, Gary Alazraki trabajó 18 tratamientos del guión hasta quedar convencido de cómo quería contar su cuento sobre unos júniors viviendo una tragedia. Y Eugenio Derbez trabajó durante 12 años la historia de No se aceptan devoluciones adaptándola a su objetivo de que “tuviera fondo, que fuera más allá de una película que me hiciera reír. Quería hacer algo más profundo en cine, que te dejara algo, que te la pasaras pensando, sintiendo, y por eso elaboramos esta historia tan linda, que fuera una lección de vida”.

Walter Doehner, un cineasta que como productor estuvo en Hidalgo: la historia jamás contada (Antonio Serrano, 2010) y Morelos (Serrano, 2012), sostiene que faltan historias. “La industria ha crecido y empezamos a filmar más, pero no se han acabado de valorar los pasos intermedios de la industria. No sólo hacen falta guionistas, sino gente que sepa leer guiones… Filmamos con el primer guión, que está recién escrito. Luego por eso al ver las películas sientes que no tuvo final ni principio”.

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