Chilango

Sin memoria

Por Alejandro Alemán

Uno
de los encantos del thriller como género es dejarse atrapar en el juego
de especulaciones y paranoia del personaje principal, para al final
conocer la verdad, la cual siempre estuvo presente, pero que nadie fue
capaz de ver.

Sin Memoria,
segundo largometraje del director y también guionista de origen
argentino, Sebastián Borensztein, es un ejercicio fallido de thriller
romántico-policiaco
, ya que su guión, inconexo y -peor- aburrido,
jamás logra hacer partícipe al espectador de la paranoia del personaje
principal. Al contrario, el guionista se esmera en nunca dejar cabos
sueltos, aunque para lograrlo tenga que recurrir a múltiples flashbacks e
incontables escenas cuya única función -que pocas veces consigue, por
cierto- es que se entienda la trama.

Sin Memoria
comienza como tantos thrillers: un hombre amnésico (Guillermo Iván)
despierta, confundido, en el piso de un departamento. El individuo -que
no recuerda ni su nombre- encuentra una agenda y dos pasaportes, el de
una chica llamada Mónica -Martha Higareda, cuya participación en esta
cinta se entiende más por razones de marketing y no de cast- y otro más,
con su foto bajo el nombre de Marcelo Peralta. Después, encuentra una pistola, sale del lugar y comienza a ser perseguido. Sin
dudarlo, dispara a sus perseguidores, con buena puntería además.

Lo
que en un principio se plantea como un rompecabezas en el que tendremos
que armar la vida pasada de este personaje, se torna rápidamente en un
simple juego de unir los puntos. El guionista y director hace uso y
abuso de los flashbacks con los que se nos cuenta y explica todo el
pasado, en principio misterioso, del personaje. ¿Qué caso tiene ver un
thriller que se explica a sí mismo?

La
cinta es abundante -además- en referencias a muchas otras del mismo
género, pero no se trata de homenajes, sino de una presunción argumental
que resulta chocante y fastidiosa.

El
aburrimiento es el destino inevitable en esta cinta que, a pesar del
buen trabajo de Guillermo Iván como protagonista, y de la solvencia
técnica del director (sobre todo en el manejo de la cámara); no es
suficiente como para guardar esta cinta en nuestra memoria.