Chilango

Shrek para siempre

Por Alejandro Alemán


Shrek es el ejemplo
perfecto de lo que no se debe de hacer con una buena cinta.
La primera
entrega en la saga del ogro verde fue auténticamente revolucionaria:
técnicamente recurría a un estilo de animación novedoso, acompañada
de una historia llena de desfachatez, humor ácido y ganas de romper
con todo.

El éxito instantáneo
hizo que los siempre codiciosos señores del marketing echaran a andar
la maquinaria para hacer todas las secuelas posibles. Les alcanzó el
combustible para tres cintas más, la siguiente usualmente peor que
la anterior.

La cuarta y
supuestamente
última cinta de Shrek resulta un final bastante digno para esta saga;
bien pudieron ahorrarse la tercera parte (la peor de todas) y cerrar
con ésta que es más divertida y menos pretenciosa
, pero que brilla
siempre en función de lo mala que fue su predecesora.

Shrek se encuentra
felizmente casado y cuidando a sus ogritos bebé, "ojalá todos los
días fueran como éste" exclama; el problema es que de hecho todos
sus días son literalmente lo mismo; cual si fuese Bill Murray en
Groundhog Day
, Shrek está atrapado en la rutina de la vida conyugal.

Frustrado y añorando
su vida pasada donde todos le temían, Shrek se encuentra con
Rumpelstiltskin,
una especie de duende que le ofrece -contrato mediante- regresarle
un día de su vida pasada. Shrek no comprende las implicaciones del
contrato y firma (siempre hay que leer la letra chiquita), sólo para
despertar en un mundo alterno donde Fiona no lo conoce, Burro no es
su amigo, el Gato con Botas está todo panzón y en general todo el
reino de Muy Muy Lejano sufre por la tiranía de su nuevo rey
Rumpelstilskin.
Shrek tendrá que buscar a Fiona y enamorarla de nuevo para que todo
regrese a la normalidad.


Esta es la única de
las tres películas que no intenta agregar algo nuevo a la línea de
vida del personaje, se trata simplemente de una cinta de aventuras que
resulta amena justamente porque no se complica, se trata de divertirse
y punto.

Pero fuera de ello
no hay más nada; ésta, como las otras dos secuelas, son ejercicios
inútiles por hacer más largo un relato que en su primera parte alcanzaba
niveles de genialidad y que con el paso del tiempo se fue abaratando
hasta dejar de ser algo trascendente. Esta cinta, si bien es la menos
mala de todas las secuelas, permanecerá en su memoria tanto como lo
que se tarden en llegar al estacionamiento, subirse a su coche y salir
del cine.


Adiós Shrek, por tu
bien ojalá no te hagan regresar jamás.