En mala suerte, nada le gana a la ardillita que durante cuatro películas no ha dicho ni una palabra. La vemos en los cortos, la vemos en las películas, pero no convive con nadie y sólo quiere una cosa: la nuez que persigue hasta la muerte.

Sus sonidos son de lo más tierno y cómico a la vez y, por el bien de nuestra diversión, ojalá nunca encuentre la nuez por la que sufre tanto.