Montse se vio obligada a cumplir el papel materno y paterno con su hermana menor, al haber muerto su madre en el parto de la pequeña y haber sido abandonadas por su padre. La extraña enfermedad que padece, agorofobia galopante, la retiene en el interior de su vivienda, agravando la situación. Su hermana ha crecido, es la única que le ayuda a conectar con la relidad. Pero un día todo cambia con la llegada de Carlos, un nuevo vecino quien acaba de sufrir un accidente y llama a su puerta para pedir ayuda.