Ubicada en el temblor de 1985, que dejó en ruinas una buena parte de la Ciudad de México, la película 7:19 aborda el desastre desde la perspectiva de dos personajes: un político y un velador, quienes quedan sepultados bajos los escombros de uno de los edificios derrumbados.
Demián Bichir y Héctor Bonilla interpretan a estos personajes, los cuáles son los únicos que vemos durante casi todo el filme.
La Fiesta Internacional de Cine de San Luis Potosí contará con esta película en su apertura el miércoles. Se proyectará en el Teatro Polivalente del Centro de las Artes con la presencia de Héctor Bonilla y Carmen Beato.
Con la dirección de Jorge Michel Grau, 7:19 busca retratar, de una manera casi claustrofóbica, lo que vivieron las personas que quedaron sepultadas en el 85 mientras esperaban ser rescatadas. La filmación, según el director, ocurrió por completo en un set armado en los Estudios Churubusco, donde fueron recreados los escombros.
Fue necesaria una preparación física intensa para ambos actores ya que filmaban todo el tiempo acostados con los props encima, lo que al final resultaba agotador. “El reto era encontrar una historia entre los escombros” dijo el director en conferencia de prensa. Agregó también que hubo muchísimas horas de lectura con los actores para poder encontrar los tonos y matices adecuados para los personajes.
“Proyectos como este exigen absolutamente todo de ti. La producción se organizó como un reloj suizo, con mucha consideración por Héctor y por mí”, dijo Demián acerca del reto físico que tuvieron ambos durante el rodaje y contó que la madre del director, Mayra, es fisioterapeuta y se instaló una tienda de campaña afuera de los estudios para atender contracturas de espalda y cuello.
Durante la conferencia de prensa, la cual tuvo lugar en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, los actores y el director reflexionaron no solo acerca de la película, sino también de la situación política que vive el país, de lo cual Demián comentó que aún tiene esperanzas de que México algún día pueda llegar a tener a los estadistas que merece.
Michel Grau dijo que la cinta puede ser considerada también una metáfora acerca de las clases sociales y de cómo, en un desastre de esa magnitud al final acabamos siendo todos iguales.