¿Qué es?

Cuando las ideas se acaban, las grandes productoras recurren a lo ‘seguro’: tomar una historia conocida que haya marcado a una generación y continuarla veinte o treinta años después. Generalmente estas películas terminan manchando el nombre de una saga querida por todos y resultan en proyectos que debieron haberse quedado en papel. Se sienten forzadas, fuera de su época y no son fieles a su historia original.

¿Dónde lo vimos?

En “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal”. La trilogía marcó a todos en los ochenta: nadie podrá olvidar la serie de trampas que se activaron cuando el Indy tomó una estatua de oro, entre ellas una piedra gigante. En 2008 tuvimos que agregar una cuarta película al repertorio, y a nadie le gustó la idea; entre situaciones ridículas y una acción genérica, la cinta rápidamente se fue al olvido. Y allí debe quedarse.