Por Ira Franco

Que nadie espere novedad. Que no se busque cine experimental en la propuesta de Antoine Fuqua: el director es experto en contar buenas historias de traición y violencia, pero jamás intentará salirse de la caja.

Dicho esto y a sabiendas de que tendremos que tragarnos varios clichés, ésta es una cinta muy disfrutable.

Su intensidad parte de la manera en que Jake Gyllenhaal interpreta a Billy Hope, un boxeador que lo pierde todo y debe sacar la casta para recuperarlo.

Gyllenhaal lleva la actuación del “método” a los límites y se le puede ver transformado en un hombre de pocas palabras salido del barrio, turista en aquellas grandes casas con albercas.

Revancha tiene lo que se necesita para meter a Gyllenhaal en la próxima entrega de los Oscar y Fuqua continúa su labor como buen sparring en el ring hollywoodense.