Por Oswaldo Betancourt L

Elboom que tuvieron los no-muertos hace un par de años todavía sigue dando un par de estertores. Zombieland, Juan de los muertos y Guerra Mundial Z son algunas de las películas que sorprendieron, mientras que en la televisiónDead set yThe walking dead,la-favorita-de-muchos, formaron parte de la bocanada de aire fresco, o putrefacto, al género.

Después vinieron propuestas que se desviaban un poco, como Mi novio es un zombie o Zombeavers (castores zombies), pero se puede ir aún más allá.¿Se puede hacer una película de zombies sin zombies? El español Manuel Carballo nos demuestra que sí. Su premisa no se centra tanto en estos seres, sino en aquellos que lograron “curarse” y reintegrarse a la sociedad, aunque esta última siempre los ve de reojo. Las cosas se ponen interesantes cuando el gobierno anuncia que tienen un problema de abastecimiento del medicamento que mantiene a los retornados en ese limbo entre la humanidad y algo más.

Seguramente, muchos se sentirán defraudados por la casi nula presencia de moronga o degustación de carnitas humanas, pero ojalá no hagan de lado el fondo de esta propuesta, que habla sobre la condición humana ante el otro, entendido como una amenaza.

Es una cinta para aquellos que han visto películas como White zombie (considerada la primer película del género) y La serpiente y el arcoiris, ambas enfocadas a los zombies provenientes del vudú.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuela. No se puede hacer de lado el hecho de que su premisa es atractiva pero no se compara con ninguna de las mencionadas anteriormente. Además, tiene algo en su ritmo que no te permite terminar de engancharte por completo,pero su final lo compensa un poco.

Veredicto: Si eres un fanboy de los zombies puede que no la disfrutes, pero igual deberías darle una oportunidad. Si tienen una mente más abierta y te gusta ver propuestas que se salen de la norma, éntrale.

Pilón: In the flesh es una miniserie inglesa con una propuesta similar, pero mejor (ganó un BAFTA y eso habla bien de ella). Chécala.