Por Oswaldo Betancourt Lozano @rockswaldo

Es el segundo largometraje que dirigeMélanie Laurent, a quien probablemente ubiques comoShosanna Dreyfus en Bastardos sin Gloria (Quentin Tarantino, 2009). La directora nuevamente nos presenta un relato centrado en personajes femeninos.

Charlie es una chica un poco introvertida de 17 años.Sarah es la nueva del salón, su personalidad llena de confianza es muy diferente de la de Charlie, sin embargo se hacen amigas.La intensidad de sus emociones se convertirá en fricciones detonadas por un malentendido. Al final de esta amistad, ahora destructiva, las cosas terminarán mal para una de ellas.

El guionse basa en la novela de Anne-Sophie Brasme,es una historia aparentemente sencilla, pero la suma de todos sus elementos la recubren con un par de capas. Una metáfora explica, a partir de una planta, este comportamiento, pero es difícil saber si habla de Charlie o de Sarah.

El tema principal es la pasión dirigida hacia otra persona, desbordada a tal grado que se convierte en algo tóxico, o, mejor dicho asfixiante, y esto tiene que ver de manera intrínseca con el título.

Joséphine Japy y Lou de Laâge son dos nombres para recordar, sonlas dos actrices que llevan la película, quienes son tan guapas como talentosas y nos entregan una interpretación plena.

Laurent supo donde poner la cámara para darle el atractivo visuala una historia que viene y va entre la alegría y lo visceral. Además, tiene muy buentiming,puesaprovecha bien los 91 minutos para desarrollar su argumento, sin necesidad de prolongarla más de lo necesario. Esperemos con ansia su siguiente trabajo.

Veredicto: Si te gusta el buen cine, vas.La directora pone en alto el renombre de los franceses y demuestra que, efectivamente, los creadores del séptimo arte aún están entre los mejores cineastas.