Por Alejandro Alemán

Conoces a alguien en la calle, en una fiesta, en el antro. Te gusta, platican, a los pocos días ya andan. Te parece que es alguien especial, fantástico, justo lo que necesitabas, pero… ¿realmente puedes decir que conoces a esa persona?

Esta es la premisa que detona la historia de Rabia,estupendo thriller con obvia influencia del maestro del género, pero con suficientes ideas y solvencia para sorprender al público, no sólo por su trama bien llevada (una extraña mezcla entre suspenso, terror y romance) sino por la poderosa e inquietante actuación de Gustavo Sánchez Parra quien en este año se ha logrado deshacer, finalmente, del estigma de Amores Perros.

JoséMaría (Sanchez Parra), inmigrante con un profundo rencor social, conoce a Rosa (Martina García), también inmigrante que trabaja como doméstica para una familia conservadora que vive en un tremendo y algo lúgubre caserón en España. La furia de José María se hace presente cada que alguien le falta el respeto a su novia y explota cuando comete un asesinato. Con el temor de ser deportado, decide esconderse en casa de Rosa, sin que ella lo sepa.

Entre ratas, suciedad y sombras, José María se convierte en el fantasma que recorre una casa donde aflora la doble moral y las humillaciones hacia su novia. Jose María calla, escucha, y prepara su venganza, aunque su físico, enflaquecido por la falta de comida, no dé para más.

Melodrama romántico de amor imposible, pero que jamás decanta miel, al contrario, todo es sombrío, trágico, intenso. JoséMaría ama con dolor a Rosa, pero su profundo rencor y rabia contenida lo llevan de regreso a la sombras.

Sebastián Cordero sabe dirigir con eficacia este drama que fácilmente se le podría escapar de las manos pero que -a pesar de cierto efectismo rumbo al final- sabe narrarutilizando toda clase de recursos para contagiar a la audiencia del encierro claustrofóbico de su protagonista.Su arma secreta es sin duda Sanchez Parra, quien con su actuación inquietante e hipnótica, demuestra que es de los mejores actores que tenemos actualmente en el país.

Al final sólo queda preguntarse, no sin un poco de rabia: ¿Por quéel cine mexicano no puede hacer una cinta tan apasionante como ésta?