Por: Hugo Juárez (@poketronik)

En los años ochentas prácticamente todo el mundo estaba hablando de videojuegos, tanto para bien como para mal, incluso más que en la actualidad. En esa época hasta se hacían torneos en los que chavitos nerds de no más de 15 años se convertían en verdaderas celebridades. Eran todos unos “vagos”, como les llamábamos a los que eran muy buenos en las maquinitas, ¿te acuerdas?

Uno de estos “vagos” se llama Sam Brenner (Adam Sandler), quien en uno de los mencionados torneos se enfrenta al campeón de campeones Eddie Plant (Peter Dinklage), pero al final pierde en un round de Donkey Kong. Los organizadores del torneo se asocian con la NASA, quien quiere enviar al espacio una cápsula con imágenes y sonidos representativos de la humanidad para dar un mensaje de paz a civilizaciones extraterrestres, así que le dan videos de los videojuegos.

Treinta años después, la cápsula cae en un planeta de seres digitales y ven los videos. Obviamente no les gusta para nada que los humanos los usen para divertirse y que les disparen y los eliminen sin remordimientos, por eso deciden viajar a la Tierra para retarnos y destruirnos. Si perdemos, tomarán control del planeta.

Pero no te angusties: el presidente de E.U.A. decide llamar a Sam y a Eddie para armar un equipo de “vagos” que sepan cómo funcionan los videojuegos para defender a la humanidad. Pero 30 años no pasan en balde, ¿seguirán siendo tan buenos como cuando eran niños?

Pixeles es la película que todo videojugador(a) ochentero(a) debe ver: no sólo está repleta de referencias a juegos como Pac-Man, Donkey Kong, Centipede, Q-Bert, Frogger, Asteroids y Space Invaders, sino que también tiene muchos chistes de la época y de la sociedad de ese entonces. Cabe aclarar que la película tiene la licencia para usar toooodos estos personajes, así que no son piratas. Ah, y además inventaron otros que ojalá hayan tenido un videojuego.

Si bien el planteamiento es algo ridículo, la película nunca deja de ser fiel a sus referencias, a su muy característico humor y a su objetivo, que es hacer un homenaje al entretenimiento interactivo de la época y a todos los apasionados del mismo.

El reparto es redondo y todos los actores se complementan bien unos a otros, aunque es inevitable no notar que Adam Sandler ya no es lo que era. Si bien varios de sus chistes me hicieron reír bastante (el guión es estupendo y hecho para nerds), queda opacado por el resto del elenco en muchas ocasiones.

Pixeles tiene la dosis perfecta de acción, humor sui géneris, referencias a la cultura pop, nerdeces, buenos efectos (te recomiendo que la veas en 3D y pongas atención al sonido), mucho color y datos que todo geek debe saber.

Al final, más que ser una película sobre videojuegos, Pixeles es una reivindicación de los nerds, cuyos herederos (los geeks) sabrán apreciar todos y cada uno sus momentos, aunque el ritmo de los acontecimientos cae un poco después de la mitad, pero se recupera al final.

El humor de la cinta merece un párrafo aparte porque te hará recordar el que prevalece en las películas “universitarias” de los años 80s que, sin llegar a ser como American Pie, tiene esa picardía sutil que te sacará varias sonrisas. Además, en la película se hace una reflexión y un contraste muy interesante entre los juegos y jugadores actuales y los de hace 30 años.

Hace mucho que no veíamos una película tan única y fresca en la cartelera. Vale la pena que le des un chance aunque no seas geek, ni gamer ni nada parecido. Todos la disfrutarán por su humor simple pero no simplón, porque los temas no son tan clavados y porque el guión está bien construido. Llega a una conclusión satisfactoria que incluso hasta te podría hacer llorar.

Nota personal: como geek y como gamer desde que tengo memoria, ¡la recomiendo ampliamente! La amarás. Nunca hay una burla a nuestro “gremio”. Sí hay muchos clichés, pero cuando aprendes a tomarlos con humor, sonreirás porque te verás reflejado.