Chilango

No me quites a mi novio

Por Jaime Azrad

Durante
su paso por la universidad, Rachel solamente obtiene buenas calificaciones.
Abogada
de un importante despacho en Manhattan, el día que cumple 30 años, su
mejor amiga Darcy le organiza una fiesta. Por primera vez en su vida, Rachel se
deja llevar por sus impulsos; el problema es que el chico con el que acaba en
la cama es el prometido de Darcy.

El
cine generalmente refleja a la sociedad que lo produce, y digno de la nuestra,
es el tema elegido para esta cinta. En el mundo occidentalizado es tan común
ver -o vivir- casos de infidelidad que conllevan dilemas ético-morales en
cuanto a la amistad, que en algún momento tendrían que filtrarse a las comedias
románticas estadounidenses.

Cuando
uno entra a ver una comedia hollywoodense, sabe que se va topar con la fórmula
probada del éxito en taquilla de la meca del cine; sin embargo, encontrarse
frente a frente con una combinación de fórmulas mezcladas, mal llevadas y
totalmente predecibles, eso sí es una sorpresa.

En No
me quites a mi novio
, hay una confusión tremenda en dirección, pues ni el
propio director tiene claro qué quiere dar a entender. El constante salto de
locación y la falta de fuerza en los personajes desmotivan desde los primeros
minutos de la cinta.

Algunas
risas se pueden escuchar de vez en cuando en el público, y logran (apenas, pero
lo hacen) crear momentos de relajación -claramente necesarios– dentro de la
trama; en ésta, los personajes principales se enfrentan a obstáculos que no los
retan del todo, que el público domina y se sabe de memoria y que, después de
tanto dilema innecesario, aburren.

La
música elegida para los momentos clave de la película no es de ninguna manera
atinada: el escuchar una canción de Radiohead
a la mitad de una cinta cursi y de
amor resulta en verdad incoherente, aunque nada de eso importa cuando las terribles
interpretaciones por parte del reparto, no convencen ni a los pocos que aún
siguen interesados en la misma.

La
dirección de actores es pobre, la propuesta es nula y el guión podría parecerse
al primer intento de un novato que ha visto hasta el cansancio las mismas
películas románticas y busca repetirlas.

Como
quien dice, una película palomera debe entretener y divertir. Esta cinta, desde
dicho punto de vista, no alcanza siquiera esta denominación. Algunas personas
encontrarán en ella momentos divertidos que justifiquen las dos horas
invertidas en el cine; la mayoría saldrá diciendo lo mismo que la película
propone: nada.