Los perros son una perfecta excusa para la realización de una película. Con un elenco encabezado por dos amos de las comedias románticas, y con un nombre que pudiera ser una biografía de reggae, Marley y yo, es una historia sumamente tierna, lacrimosa y con moraleja acerca de la importancia y lo trascendental que puede ser una mascota en nuestra vida.

John y Jenny son una pareja de recién casados que deciden comprar un cachorrito labrador (el epítome de la ternura canina)) para “prepararse” a tener hijos. Lo que al inicio parecía una escena de un comercial de detergentes, se vuelve un martirio cuando Marley destruye sus muebles, ropa, y toda su casa. Por más intentos que hagan por educarlo, el perro nada más es un demonio. Sin embargo en el momento que llegan los hijos, Marley se vuelve en protector de la familia y una parte fundamental en ella, demostrándoles a sus dueños, un amor incondicional y eterno.