Chilango

Madre e hija


Por Alejandro Alemán

Que una película hable sobre temas femeninos no crea automáticamente una chick flick. Eso lo sabe Rodrigo García, director de cine con amplia experiencia en televisión (ha colaborado en series como Six Feet Under e In Treatment) y en cine, en donde su tema de batalla es la mujer: sus sentimientos, sus motivos, su circunstancia.


Pero hombres, no se asusten, en el mundo de una cinta como Madre e Hija, no cabe la cursilería barata, la estupidez argumental, o
la banalidad pueril
. Vamos, me queda claro que Julia Roberts no tendría
nada que hacer en una cinta de Rodrigo García.

Y
es que si algo domina este director (nacido en Colombia) son los temas
femeninos, pero sin que sus historias deriven en la fórmula de las chick flicks,
aunque tampoco caen en un tedioso discurso feminista. García sabe
contar historias de mujeres. Así de simple, así de complicado.


Tal
es el caso de Madre e Hija, cinta que tomando como punto de partida las
diferentes implicaciones de la adopción (madres que abandonan a sus
hijos, mujeres que buscan adoptar, hijos que no conocen a sus padres
biológicos) dibuja un mundo femenino complejo, de tensa calma, donde
todos sus personajes son creíbles y sus historias conmovedoras.

Karen
(Annete Bening) es una mujer adusta y de pocos amigos, trabaja en un
hospital como terapeuta física, vive con su madre y la tortura el
recuerdo de cuando, en la adolescencia, quedó embarazada y decidió dar a
su hijo en adopción. Elizabeth (la siempre guapa Naomi Watts) es una
mujer solitaria y sin lazos familiares que además posee gran éxito como
abogada. Elizabeth se sabe hermosa y juega con su sexualidad para
desestabilizar a los hombres. Por último tenemos a Lucy (Kerry
Washington) mujer casada que junto con su marido está buscando
afanosamente un hijo en adopción. Estas historias, si bien encontrarán
un punto de reunión, este no es relevante para el desarrollo de la
cinta. No estamos en el clásico "historias que se cruzan".


Acompañando
a este increíble grupo de actrices, se encuentran los hombres que las
acompañan y que (como es común en el cine de García) resultan personajes
pasivos, bondadosos y comprensivos.
Mención aparte merece Samuel L.
Jackson, que hace el papel del jefe de Elizabeth y que al final caerá
rendido ante sus encantos. Jackson hace la antítesis de los personajes
que le conocemos, del tipo rudo (rudísimo) con pistola en mano, a un
abogado de corbata de moño, ingenuo y cariñoso. Toda una revelación.

Sin
sobresaltos dramáticos ni diálogos lacrimógenos, Madre e hija es una
cinta solvente, con estupendas actuaciones, con un fino manejo de sus
personajes y de la cámara, que nos demuestra que el mundo femenino tiene
poco que ver con historias rosas, dramas románticos, o viajes de
"autoconocimiento" de señoras en busca del próximo Bardem que las salve.