Luna Escondida es una película que rompe el paradigma del cine mexicano. No habla de violencia, ni de tráfico de drogas; mucho menos explora la cultura mexicana desde una perspectiva kitsch. Esta cinta expone el México que vivimos: lleno de romances, amor y decepciones. La cinta parece una postal de México, ese que todos vivimos día a día y pocos nos damos cuenta de lo bello que es. Por momentos, parece que estamos viendo cómo se desarrolla una historia de amor, muy romántica, incluso cursi, rodeada por hermosos paisajes mexicanos.

Miranda (Ana Serradilla) es una mujer que jugó todo por cumplir el sueño americano. Mientras decide regresar a su tierra natal, es contratada para interpretar el papel de una mujer dolida en un velorio. Esto, ocasiona un enorme problema en la familia y Víctor emprende la búsqueda incansable para saber qué hacía allí.

Cuando Miranda regresa a su ciudad natal, Guanajuato, se reencuentra con Tobías, quien la acompaña fielmente tras la muerte de su padre. Después de una búsqueda implacable, Víctor logra encontrar a Miranda y tras varios encuentros, se enamora perdidamente de ella. Sin embargo, Víctor también tiene algunos secretos que poco a poco saldrán a la luz.