Por Sandra Lucario

La espera por fin terminó y es bueno saber que valió la pena. Cualquiera imaginaría que la reunión de seis súper héroes en la pantalla sería un suceso espectacular y, sí, lo es. Aunque también es una batalla de egos que refuerza aquel dicho de que dos leones no pueden vivir en la misma jungla. Dos divas no puedenestar sentadas en el mismo trono.

Los fans de Avengers no van a poder con la descarga de frenesí que esta cinta provoca, que no se basa sólo en el montón de escenas de acción en las que el enemigo va y viene como bola de ping pong, sino que también en las estrategias, los efectos especiales, en los diálogos, en las transformaciones (Iron Man, Hulk) y hasta en la intuición del espectador que esta vez quedará superada: no le dará tiempo de imaginar lo que sigue porque cuando lo haga esto ya estará ocurriendo.

El equipo desúper héroes debe reunirse y aunque ellos saben que no se trata de “El Enemigo”, en realidad a veces parece que sí. La cinta, sin embargo, no se refiere sólo al regreso de Loki, maneja en una sola todo aquello que a veces nos choca del cine gringo, pero que esta vez aceptamos con una sonrisa (que dibujamos con un poco de vergüenza): valentía y nacionalismo/patriotismo estadounidenses, impresionantes efectos especiales que vuelven a poner a Manhattan como carne de cañón y un sólo objetivo: salvar al mundo de una amenaza extraterrestre llegada de otra dimensión.

La diferencia la hace el súper poder. La ficción real.

Iron Man, Hulk, Thor, Capitán América, Black Widow y Hawkeyeya tuvieron su tiempo para brillar cada uno en su propia historia (excepto el último, quien sólamente apareció unos instantes en la cinta de Thor, cuando éste fue en busca de su martillo que había caído en la Tierra), pero en ésta deben sobrevivir a ellos mismos y a la mala saña del hermano del hijo de Odín.

La excelente elección de los personajes hacen, desde el principio, que no nos cueste trabajo creérnosla: Ironman es bromista y cínico desde el inicio; Thor, el hermano protector y aleccionador, y el “Cap”, como buen soldado, aquel que les recuerda qué diablos hacen ahí. Y sí, también habrá guiños de la historia del cómic que de alguna u otra forma nos quedarán claros, más gracias a los encuadres y close-ups estratégicamente colocados en la historia.

Lo mejor de este tipo de cintas es que –sí– llegamos a creernos ese infantilismo de que estos inmortales pueden llegar a no serlo. Ni siquiera la pericia que exige nuestra edad nos limita a la hora del suspenso. Después, caemos en la cuenta de que no había lugar para no esperar la resurrección.

¿Que si hay un cameo deStan Lee? Eso ya lo saben.